“Santa Fe” de Agustín Uriburu

por IÑAKI DURÁN

inakiduran.wordpress.com


El jazz y la Argentina han tenido a lo largo de los años y de muchas generaciones, un vínculo tácito, una relación intangible que se puede intentar de explicar a través del sufrimiento, la nostalgia del inmigrante y de tener que construir cultura e identidad en otra parte del mundo en un lugar en donde nos sentimos ajenos pero que adoptamos como propio.
Cuando uno se sienta a escuchar “Santa Fe” estos sentimientos se van a impregnar no solo en la cabeza sino en el alma de cada uno, porque es imposible no dejarse interpelar por la intención de la expresión de todos los sentimientos que formar parte de esta hermosa obra, que narra la experiencia de Agustín Uriburu y su vida lejos de su país natal, el desarraigo, la melancolía, y el descargo de emociones que no puede transmitir de manera verbal pero si a través de la música y sus instrumentos, el cello y la guitarra.

Desde un lugar totalmente desprejuiciado, inventa y reinventa maneras de abordar las cuerdas y el sonido de la madera para generar texturas y situaciones que cambian de intensidad y de colores, y que también te llevan a distintos lugares y situaciones de su vida pero también de las nuestras. Ese poder tiene el jazz, ese poder tiene la libertad, no existen las palabras porque simplemente nos limitan sentimentalmente y no nos permiten conectar con nuestro verdadero y genuino YO.

Todo este mundo íntimo que Agustín nos comparte, se completa de elementos que nos llevan también a esa raíz argentina y europea, en donde el folklore, el tango y la música clásica se fusionan con el jazz para dejar ese halo intermitente de globalidad pero también de localía que de a ratos es más claro y en otros más difuso. Una conversación entre la persona que fue, la que es y la que quiere ser, un artista que no pierde la fe en su camino y lo que quiere para su vida.

Y en este proceso íntimo de autoconocimiento y superación, también se permite compartir, no solo con los que están del otro lado escuchando y conectando, sino también con los músicos que participan de este descargo emocional, se identifican con él y lo elevan para dejarlo volar, acompañando pero también involucrándose, reinterpretándolo y aportando su experiencia personal en una línea sentimental que nos atraviesa a todos, no solo al autor. Por este motivo, el aporte de Gabriel Chakarji, Daniele Germani, Juan Chiavassa y Daniel Alba, es clave para darle otro color a una ya gran obra.

En la era de lo digital y lo procesado “Santa Fe” es un oasis sonoro que nos obliga a prestar atención, a sentir la música y dejarla entrar, una experiencia liberadora y sanadora, que habla de identidad, de valores, de sentimientos, de angustia y felicidad, de superación y evolución, pero sin decir ni una palabra.

IÑAKI DURÁN